Hoy quisiera hablar de un tema clave para mí a nivel personal y profesional: la preocupación. Durante mucho tiempo he caído en la trampa mental de preocuparme en exceso por mucho de lo que acontecía a mi alrededor. Está bien que uno se sienta responsable de su realidad e intente actuar siempre de una manera proactiva -esto es algo que siempre promulgo en este blog-, pero en su cierta medida. Necesitamos lograr un equilibrio para que esa preocupación no se convierta en un estrés perpetuo y desmedido. En este artículo te invito a que te preocupes con sentido, a preocuparte selectivamente. Y si a tu alrededor quedas de despreocupado, esa preocupación es suya. Te invito a que a partir de ahora tus preocupaciones tengan filtros. ¿Te quedas?
Como ya sabes, la mente es una máquina compleja que puede jugar en nuestra contra si no la entrenamos como es debido. Muchas de las preocupaciones que nos abordan a diario carecen de fundamento en la realidad: son imaginaciones, supuestos, hipótesis… que recrea nuestra mente y que intentan recordar una situación vivida o evocar una futura para modificarla. Tenemos más de 60 000 pensamientos al día y la mayoría son del día anterior, ¡preocupaciones!. ¿Sabéis el estrés que esto origina a nivel físico? Además, os habrá pasado que al fin y al cabo uno pasa más tiempo “meditando” sobre algo (fijaos en la connotación de “meditar” para los occidentales, usamos el verbo para describir “pensar” sobre algo en vez de “dejar que los pensamientos fluyan sin juzgarlos”, su significado real) que en realidad tomando acción. En definitiva, nuestro recurso más preciado es el tiempo, y no nos podemos permitir malgastarlo en preocupaciones.
Erma Bombeck, una humorista y columnista estadounidense, señalaba que “La preocupación es como una mecedora: te mantiene ocupado, pero no te lleva a ninguna parte”. Razón no le faltaba. Así pues, ¿cómo podemos avanzar en nuestro desarrollo personal para abandonar esta preocupación que no nos lleva a ninguna parte?
La clave está en el discernimiento. Tenemos que distinguir qué asuntos que nos preocupan están en nuestras manos y cuáles no. Limpiar de nuestra mente la basura mental que no podamos cambiar. Stephen Covey, autor de “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva” (libro que os mostraré en la sección Libros que inspiran), sabía de la influencia que tiene esto en el éxito de las personas y nos lo hace ver en su libro en el primer hábito: Ser proactivo. Como os muestro en la siguiente imagen, él distinguía, dentro del círculo de “la preocupación”, donde no tenemos control directo, un “círculo de influencia”, que abarca el grupo de asuntos sobre el que sí podemos tener control directo para cambiar las situaciones que no nos agraden:
Covey, además, nos señalaba que “trabajando sobre nosotros mismos en lugar de preocuparnos por las condiciones, podemos influir en las condiciones”.
Sabiendo esto, podemos entonces clasificar nuestras preocupaciones según el control que podemos ejercer sobre ellas: directo (que involucra nuestra propia conducta), indirecto (que involucra la conducta de los demás) o inexistente (problemas o situaciones ante las que no podemos hacer nada). Las dos primeras pertenecerían al círculo de influencia; la última, al de preocupación. De las dos primeras, puedes tomar acción. De la última, no, por lo que sácala de tu mente. Así:
Todo se resume en que “Ante la preocupación, ocupación”, como dice mi proactiva madre. Espero que a partir de hoy te comprometas a invertir más energía en tu círculo de influencia y que, ante las preocupaciones, las categorices y deseches mentalmente aquellas sobre las que no tienes control pero sí te ocupes sobre las que tienes control directo e indirecto.
¿Cómo vives tú las preocupaciones? ¿En cuál de los dos círculos te encuentras más o menudo? ¿Te ha servido el post de hoy? Cuéntamelo en Comentarios, ¡estoy deseando saberlo!
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Buenas! Aquí Jaír, de EfectiVida
Buen artículo. Me gustó la clasificación de preocupaciones.
Justo estoy elaborando uno sobre cómo ampliar nuestro círculo de influencia.
Me encantaría tener una frase tuya, con enlace a tu web.
Te dejo el artículo: https://efectivida.es/efectividad/circulo-de-influencia-maravilloso-efecto/
Saludos desde Canarias!
Muchas gracias, Jair, ahora mismo echo un vistazo a tu artículo.
¡Saludos!